Gran Slam Alto Andino de año nuevo



Mientras camino por senderos, entre quilantales y arbustos, pienso en el sacrificio que han implicado muchos de mis viajes de pesca.   Han transcurrido un par de horas desde que inicié la caminata por el sendero y aún quedan un par más.  A ello debo agregar otro par de horas de caminata por el error de haberme separado del baqueano, en un malentendido de lo que sería el punto de encuentro.  Previendo el cansancio de esta larga caminata es que se coordinó llevar un caballo para ir alternando la caminata con cabalgata y por sobretodo llevar un pilchero con todo el equipo, mas lo necesario para permanecer un par de días pescando.   Ademas de no agotarse en la caminata y así dejar piernas para los días de pesca en que usará el float tube.
Paso sobre paso... el calor golpea y los tábanos no dejan de insistir, zumbido que será la música que acompañará gran parte del viaje.  El sudor corre hasta caer por la visera de mi gorro y mis pensamientos divagan entre la dualidad de este sacrificio y la de haber permanecido en la comodidad de mi hogar.   Luego recuerdo que me gustan las aventuras de conocer lo nuevo, especialmente cuando el lugar está lleno de mitos y leyendas respecto a la pesca....  y es así como este extracto de las "rimas del pescador" vienen a la mente....
Mientras haya un sujeto que nos cuente
que allá por el poniente
después de caminar dos o tres días
con penas y agonías
se llega a un laguito solitario
de nombre estrafalario
donde se pescan peces de colores...
habrá pescadores.

Pasó más de una década para poder llegar a este laguito, cuyo nombre poco importa y del cual tenía vagas referencias, entre las cuales estaba la existencia de pececitos de colores (me refiero a las brook's) en tal cantidad que se subían por las cañas...  una exageración de pescador, jajaja. 


Mientras cuenten historias fabulosas
de pescas milagrosas
mientras hablen como de un cocodrilo
de una trucha de un kilo
mientras se cuente y se mienta
a la par que se inventa
mientras exista un macaneador...
habrá un pescador.

Sin mayores pretensiones partí a conocerlo.  El inusual calor de esta temporada me hacía suponer que el pique no estaría fácil, la poca briza y un lago planchado complicó aún más el escenario de pesca.
No obstante no solo logre pescar interesantes truchas, por su tamaño y color.   Si no que además logre la cuatrifecta... o como nos gusta llamarle... el gran slam.   Esto es pescar, marrones, arcoiris, fontinalis y percas.






Que puedo decir... suerte!!!!  mezclado con un poco esfuerzo, dedicación, conocimiento y por sobre todo pasión por la pesca...  a lo que agrego aquellas amistades que siempre me ayudan a concretar estas excursiones.

Estas son mis excursiones de año nuevo, no se porque me gustan... mientras el mundo se reúne y aglomera para celebrar, a mi me gusta buscar la soledad en la inmensidad de la cordillera y de sus lugares de pesca.   Allí encuentro paz interior, la alegría de vivir, momento en que le agradezco a la vida por lo generosa que es conmigo.


Mientras haya un arroyo transparente
sinuoso y sonriente
o al menos un minúsculo laguito
o siquiera un charquito
donde puedan perderse impunemente
sin que acuda la gente
ni las cucharas y las moscas a montones
y menos las preocupaciones...
donde puedan olvidarse de angustias y temores
y asuntos jodedores...
habrá pescadores.

No hay comentarios:

Publicar un comentario