LOS ROQUES, VENEZUELA

La verdad es que nunca me ha interesado ser muy técnico en mis relatos, además no va conmigo... no soy gran pescador, pero seguro estoy entre los Top Ten en entusiasmo, jajaja!!!.

Hace poco un grupo de amigos Argentinos, con los cuales ya he compartido aventuras de pesca en la Patagonia y Amazonas, me invitaron a compartir una nueva aventura... la de pescar en El Caribe.  Como suele ser, me gusta recordar esos pasajes de las conversaciones entre amigos, con esas frases que condimentan los recuerdos.   Podría haber recibido un alago por mi ultimo viaje a Alaska... pero me llegó una frase de aquellas que vienen con su "no se qué"...  "Yyyy  Luisito... seguís con los salmónidos?", estalle en risa...  esa frase fue lanzada con 6X, en tamaño 24... jajaja!!!!   Y claro... era tiempo de agregar otros ambientes, especies y salir de los salmónidos, jajaja!!!.   Y fue así como piqué......


Como suele ser la historia de mi vida, viaje solo desde Chile para encontrarme con ellos en Caracas y luego volar juntos al Archipielago Los Roques.   Un viaje con sus incertidumbres y modificaciones, pero que dejaremos en el baúl del olvido.   Pues estar en Los Roques fue de ensueño.

Sinceramente nunca estuvo en mis planes ir a pescar al caribe, estoy aclimatado a la estepa fría de la patagonía... Mucho sol, altas temperaturas me ponen en modo letargo o al menos eso pensaba yo, pero no fue así. 

De niño siempre me llamo la atención las Barracudas, con los años se sumó el Tarpón mas que nada por ser considerado un trofeo entre mosqueros.  Pero la verdad es que la posibilidad de pescar una barracuda, ver su fiereza y dentada mandíbula, me cautivaba mas que un Tarpón.   Me resultaba más misterioso.   Así de simple!!!
Los Roques es un lugar para recomendar, gente amistosa, educada y gentil.   Un poblado de una limpieza impecable y por sobre todo apacible.


Este tipo de pesca me entrego mucho más de lo esperado, en vivencias y formas de pescar.  Todo envuelto  en un ambiente paradisíaco.

La pesca se centraba en navegar hasta las barreras coralinas, donde vadeando buscábamos las escuelas de bonefish.  Creo que esto fue lo más difícil, acostumbrar la vista a ver estos peces que se camuflan en su medio, se trata de "pesca a pez visto" donde se debe desplegar destreza para posicionar la mosca correctamente, usando leaders de 13-14 pies y sutiles patrones que imitan crustáceos.   Aveces la imposibilidad de ver bien o un toque de briza atentaban contra la posibilidad de atrapar el pez, lo cual solía frustrar mas al guía que a mi.   Todo un cuento esto de ser guiado, algo a lo cual no estoy acostumbrado y que francamente, no es mi estilo de pesca... pero bueno!!! no hay otra posibilidad de pescar y aprender aquí si no es por medio de uno.





La pesca abundante, nada que decir.   Hasta un momento en que cansa y se comienzan a buscar otras opciones de especie.    Y decidimos hacer variaciones en el programa para salir tras los jac, barracudas y tarpón.  Además de algunos ejemplares de caripe, bonito y pez aguja.




Y así fue como tanto buscarlo, apareció!!!...  mi primera barracuda o picúa... un pez voraz, un cazador, muy combativo, el "matón del barrio".   Un verdadero "monstruo" cuyas características me hizo recordar los "pike o lucios" pescados en Europa.



Mi mejor Tarpón lo obtuve tras levantarme muy temprano.  Cada día entre 05:00 y 07:30 AM salía caminando hacia una pequeña bahía cercana al pueblo para lanzar contra el viento una gran streamer negra a un pequeño sector reparado del oleaje entre las rocas.   Fue todo un acontecimiento para mi, creo que jamas olvidaré la energía conque tomo mi mosca, como quitó la linea de mis manos y comenzó a sacar backing de mi reel.   Mientras daba esos brincos sobre el agua tan característico de su especie, agitaba su cabeza de lado a lado, tratando de zafarse del engaño.   Fueron minutos de tensión, de lucha, de ese sentir que entre brincos y alta tensión de la linea, el pez se soltaría.   Pocas veces parafraseo.... "no te sueltes... no te sueltes... no te sueltes"  y menos veces aun me ha funcionado el rezo.   Pero finalmente logre arrimarlo a las rocas e inmortalizar el momento.   Si bien el tamaño del pez nunca ha sido un referente para catalogar como trofeo una captura, este debió pesar cerca de 10 kilos según el guía que allí estaba.   10 kilos de músculos que pude contener y atrapar. 



Pero no todo fue pesca, aveces lográbamos reunirnos con mas integrantes del grupo, en algún cayo o isla, para almorzar juntos, reír y compartir experiencias del día.


Mientras que la convivencia a la hora de la cena, en el día a día, se esperaba con ansías.  Para seguir con las charlas, anécdotas del día, reír otro poco, todo amenizado con un buen Ron Venezolano.
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