En nuestro camino al norte de Suecia realizábamos a diario excursiones de pesca en distintos ambientes. La mayoría eran ríos que en su largo camino desde que nacen en el limite con Noruega hasta que llegan al Báltico, experimentan diversos cambios de estructura propio de la topografía por la cual corren. Ríos con correntadas y lechos rocosos, tramos de aguas lentas y lechos sedimentarios, sectores ensanchados que daban la apariencia de lagos, para luego formar nuevamente un río con correntada. En esas diversas estructuras y sustratos, es posible encontrar una gran variedad de especies. Desde truchas marrones, grayling, percas, lucios, salares, sea run. Incluso Artic char en ríos del mas al norte.
Mi primera gran alegría fue pescar marrones nativas, marrones en su hábitat natural. En aguas donde han nadado por miles de años, libres. Sus colores son espectaculares, con pintas de colores muy vivos, algo iridiscentes.
Pescar en ríos cristalinos, rodeados por bosque nativo de abedules y pinus silvestris, era como estar en el paraíso para un Ingeniero Forestal amante de la pesca con mosca. A esta satisfacción personal, se sumó mi primera captura de grayling. Sencillamente fue un día espectacular, inolvidable. Disfrute cada captura, cada nueva lucha, cada nueva especie pescada..
Es imposible no dejar de mencionar lo que nos parece cultural y administrativamente distinto. Comprábamos licencias por días, provincia, sectores e incluso tramos de ríos. En muchos ríos existía infraestructura, la cual podíamos usar gracias a la licencia de pesca. Cabañas, fogones, leña.
Siempre todo bien señalizado, todo limpio y sin la presencia de restos de basura. Ademas, existe la prohibición de cortar vegetación verde. Lo que da a cada lugar, la sensación de un ambiente pristino, cuando en realidad son ambientes con la presencia de seres humanos de hace miles de años. Con carreteras asfaltadas a escasos kilómetros de sus riveras. Y con pescadores que a diario visitan sus aguas.
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