UNA PASADA POR EL RIO PARANA

Pescar dorados siempre había sido un sueño...  un sueño constantemente  alimentado por las múltiples fotografías en la biografía de mis amigos de facebook.  Pasaron años de planificaciones infructuosas hasta que por fín se dió la mano de concretar este  viaje.   El destino?... el Río Paraná, cerca de Florencia.
Como es frecuente en mis viaje fuera del país, el plan contemplaba reunirme con amigos, lo cual siempre facilita la integración al medio y el aprendizaje de técnicas de pesca ante nuevas especies.  Siendo este último un tema no menor cuando se trata de enfrentar nuevos desafíos y aguas.  Mi paso por Paraná fue muy entretenido, tanto por disfrutar un nuevo escenario de pesca, como el ambiente que se genera al compartir con viejos amigos.   Risas, charlas, anécdotas y pesca.
Si bien me había instruido bastante acerca de la pesca de dorados, el estar frente a un nuevo escenario siempre es complejo.  Lanzar con viento moscas sobre 20 cm en anzuelo 3/0 y 4/0, con 40 cm de cable de acero 40 libras, hace que el poner la mosca en la distancia y lugar deseado se complique.   Y la verdad es que la pesca estuvo dura y el clima poco acompañaba, resultando un río inusualmente crecido y turbio para similares fecha de años anteriores.  Sin embargo, de eso se trata la aventura de pescar... de tener la capacidad de revertir un mal escenario y encontrar el pique.   Si la pesca siempre se diera fácil y los peces se entregaran en cada lance, creo que habría dejado de pescar hace muuuuucho tiempo.
Pero bueno, los dorados estaban allí... más que ya se iniciaba la época de desove en el área.  Se les podía ver cazar peces forrajeros como el Sabalo, pero eran esquivos a tomar la mosca.   Pese a todo,  siempre se obtuvieron capturas.   Y bueno, en mi primera captura pagué el noviciado, en un descuido al tomar el pez para una foto, entre brincos... me mordió mi dedo el cual sangró profusamente jajaja!!!.    
Tararira... uno de los peces de "mi lista de los deseos"... cosas que solo otro pescador entendería.  Quería conocerlas, observar su pique, su fisonomía, quería un encuentro directo con esta especie, tal cual como alguna vez lo fue el pike, barracuda, piraña...   pescar un pez de actitud agresiva, poco tímida y de aspecto prehistórico.  Fue así como mi viaje se había decidido solo porque podía pescar dos peces que siempre me cautivaron como pescador.
Y  bueno, esta pesca no se hubiese dado sin la ayuda de un amigo.   Quien me llevó a una pequeña laguna cerca de nuestro lugar de pesca.   Laguna que se conecta con el río paraná en sus crecidas.  Aquí la pesca se dió con poppers, primera vez que pesco con este tipo de moscas y no saben lo entretenido que me resultó, particularmente por ver cómo estimula el ataque y agresividad de estos peces.   Y como era de esperar,  al estar esta laguna conectada al río en determinadas estaciones, no solo obtuve tarariras, también pequeños y altamente agresivos doraditos.
Sobre la línea de mi manga se puede ver la silueta de mi amigo, quien desde el camino dirigía, aconsejaba y bromeaba sobre la técnica del uso del poppers y mejores lugares de la poza, jajaja!!!.  No solo pesqué, si no que además las risas eran una constante en este lapsus de pesca en la charca.
Los viajes dejan algo más que una simple pesca, dejan nuevos amigos, experiencias y entre muchas cosas, el ver cosas nuevas y sorprendentes, como este entretenido pececito... un "Cascarudo".  Los hay mas grandes, es un pez caminador...   Siiiii!!!  puede salir a caminar para abandonar un lugar en busca de un mejor ambiente donde vivir.  Además, puede tomar bocaradas de aire y absorberla por los intestinos (cual pulmón), debí haberlo grabado caminando en el pasto... era entretenido,  por eso mi risa.  En un momento me pareció un sacrilegio tirarlo en el pasto para verlo caminar, pero no!!! están adaptados evolutivamente para eso.   Lo cual, entre risas y bromas de mis amigos, no sabía si era cierto o "joda".
En algún momento por mal tiempo no se pudo salir a pescar navegando y fue cuando me divertí pescando palometas con carnada.   Aunque igualmente pesqué con mosca, como en la foto de más arriba.   Es impresionante su agresividad, la fuerza de  sus mandíbulas y sus filosos dientes, explicando su capacidad de cortar las fibras de las moscas con la simpleza de una tijera.
Aquí la mascota del lugar, una capibara hembra bebé que ante el cariño ronronea casi similar a un gato, jajaja!!!   
Otra cosa imponente y que no queda ajena a la diaria jornada de pesca, es ver el transporte fluvial que se da sobre el Río Paraná... creo que pueden mover hasta 20 mil toneladas de grano y cereales, es una ruta de uso internacional.
Estos viajes siempre dejan muchos recuerdos más, recuerdos para atesorar y rememorar en la soledad y silencio del pescador.  Como ese último lance al atardecer junto a su captura o el recuerdo del cielo crepuscular al regresar de la jornada de pesca.

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