Otro año y con él, la posibilidad cierta de juntarme con mis amigos trasandinos a charlar, reír y pescar juntos, en los alrededores de Junín de los Andes.
La pesca es formidable en Junín, siempre hablo de ello y posiblemente nunca me canse de hacerlo.
Para mi, el atractivo de Junin como destino de pesca radica en que siempre ofrece dificultad para encontrar las migratorias, no siempre se encuentran en los mismos lugares de acuerdo a la fecha, pluviometría, entre otras variables. Si no que ademas, se debe buscar un patrón atractivo para engañarlas, de la mano de una buena técnica de pesca.
Se suma a lo anterior, el hecho de que incluso no siempre se encuentran en la mismo tipo de estructura de un río, en base a experiencias de años anteriores. Y de acuerdo a ello, es necesario buscar el tipo de linea que mejor presente la mosca, para obtener la mejor productividad de la jornada.
Comprendo que todos tenemos nuestra propia técnica y forma de abordar la pesca en un determinado lugar. No podría creer pretender saber la forma correcta de pescar en cada lugar que visito. Pero me alegro mucho cuando obtengo bonitas y entretenidas capturas, tras descifrar el código de pesca en un lugar. Y como ocurre muchas veces, el descifrar este código no es mérito personal, si no el hecho de compartir experiencias y resultado entre amigos de jornada.
Pero tras una gran jornada de pesca no tan solo esta el recuerdo de las buenas capturas. Estas imágenes se potencian con los buenos recuerdos de los momentos compartidos con los amigos, que siempre alimentan la esperanza que en el año venidero se dé la posibilidad de volver a reunirnos.
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